miércoles, abril 28, 2010

FUTBOL, BARES Y DESESPERACIÓN



Soñe que andaba solitario por calles vacías justo antes de que comenzara el primer partido de Chile en el Mundial del 2010. Decido ingresar a un bar a mirar el encuentro y opto por uno antiguo, donde afuera habían varios vagabundos viendo el partido desde la puerta y adentro habían varios borrachos en un lugar semivacio. Me siento en la barra donde no veía totalmente bien, pero me encuentro seguro y pido una cerveza escudo de las grandes.

Chile jugaba espectacular, era una maquina de talento, técnica y confianza. ¡¡¡De pronto un goool chileno!!!!... y con otro se fueron al descanso. Nuestro equipo jugaba con camiseta blanca y todos en el bar se reían, estaban alegres y conformes. Yo pedí otra cerveza y comenzó el segundo tiempo. Pero, como esto es un sueño, el segundo tiempo yo ya no estaba en el bar, sino que en el mismo estadio mirando este espectacular encuentro.

Pero todo fue diferente, el juego de nuestro seleccionado ya era errático, sin clase, con mucho cansancio y sobre todo con total desesperación. El campo de juego tampoco era el del primer tiempo. Lo verde, parejo y bello de la cancha era un potrero, que en varios lugares se transformaba en un desertico e irregular tierral. Y entonces vino el primer gol de los rivales. Fue una acción en que la defensa chilena era débil, poca y desordenada, frente a un ataque coordinado, masivo y brutal. La pelota infló la red y llenó de angustia a todo el público que estaba a mi lado. Yo ahora ya tenía dos espectaculos, los dos tristes: lo que ocurría en la cancha y lo que sucedía en las graderías.


Y de pronto, enrredo total en el área chilena, empujones, pequeñas carreritas, peñiscones, palabrotas y gritos. Entonces tarjetas amarillas y rojas sacó el réferil. Además sucedió lo justo y terrible, cobró penal. En ese momento vi que por lo menos una persona, que estaba en la gradería más alta, en la galería del segundo o tercer piso del estadio se lanza al vació. Lo veo que va cayendo poco a poco a estrellarse y morir en el campo de juego.

En eso despierto, eran las 6:30 de la mañana y apago el despertador de mi teléfono movil.

Ñuñoa, 22 de abril de 2010.

lunes, abril 26, 2010

No es que no haya soñado…

Como siempre he soñado…, pero no he registrado.

En alguna parte del día a veces recuerdo historias completas y cerradas, con finales espléndidos y me asombro de lo bello de esos estados.

Otras, solo sueño fragmentos, o solo recuerdo esos fragmentos.

En esas ocasiones, lo que me obliga a escribir son escenas sin lógica racional ni vínculo entre el día a día, o la noche noche.

En otras ocasiones no quiero recordar nada de lo soñado, despierto angustiado y solitario y por lo menos toda la mañana ando con una ajuga punzante, mañosa e inexplicable en el corazón.