domingo, abril 06, 2008

“YO TE VOY A EXPLICAR COMO SE JUEGA AL CANIZILLO”


Soñé que venía de otro sueño. Iba trotando por caminos interiores, esos de campo. Creo que había trotado unos 5 kilómetros y llegaba a un pueblito donde vivía la familia de mi novia. Cuando llegué saludé a todos y comencé a ayudar a cocinar. Converse con las mujeres mayores y jugué un poco con los niños. Mi novia me pidió que no la besara delante de los suyos, que le daba un poco de vergüenza, “igual que a ti cuando estamos en tu casa”, me dijo.

Después fuimos a recorrer el pueblito, Maitenes se llamaba. Yo en otro sueño había estado en esa zona, había recorrido varios pueblitos y en uno de ellos, todos eran expertos talladores de madera y exponían en el frontis de sus casas sus maravillosas obras de arte.

Pero ahora estábamos en Maitenes, típico pueblito donde las madres hacen deliciosos Kuchenes, diversidad de dulces, mermeladas y las tardes son largas, maravillosas para pasear tranquilo entre los árboles, las pampas y la brisa primaveral.

Como en todos los pueblos chicos, del interior, aquí también los niños juegan a extraños juegos que solo ellos entienden. Transforman cualquier elemento en alguna moneda de cambio, en curiosos objetos de construcción, en misteriosos automóviles espaciales, submarinos o terrestres, y construyen ciudades y reglas que solo ellos comprenden.

Pero aquí en Maitenes, todos los niños y niñas tienen su pequeño palín y juegan al Canizillo.

“yo te voy a explicar como se juega al canizillo”, me dijo mi novia. Y nos fuimos por los pequeños caminitos de Maitenes conversando acerca de este curioso juego.

Pues bien, cuando uno de los niños gana, es decir “HACE CANIZILLO”, se acaba el juego y el triunfador debe tocar una campana y varios, si tienen una campana cerca, deben tocarla. Es entonces cuando el que “hizo canizillo” comienza a caminar por un pasaje entre las casas hasta llegar a un pequeño patio donde debe buscar todos los caramelos y demás golosinas que la encargada de entregar este premio, alcanzó a ubicar en lugares estratégicos.

El ganador busca y busca, y luego sale del “patio del canizillo” y se va al grupo que lo espera ansioso. Entonces comienza a repartir a todos por igual, pero cada uno de los demás niños le debe regalar un caramelo, de los que recibió. Luego, el vencedor deberá ir a dejar caramelos, los que quiera, eso es un secreto, a la encargada del “patio del canizillo”, para que siempre este abastecida y pueda dejar los premios cuando escuche la campana.

También todas las familias de Maitenes, cuando vuelven de la gran ciudad, regularmente ha comprar sus alimentos o a realizar sus tramites, pasan a la casa de la encargada del “patio del canizillo” a dejar dulces, caramelos y chocolates para que el juego siempre tenga premios.

Sería una tragedia histórica si suenan las campanas, el niño recorre el pasaje del ganador, llega al patio del canizillo y no encuentra caramelos. Sería una tragedia que nadie quiere imaginársela. Es más, cuando pregunte que pasaría si sucede eso, mi novia me miro sorprendida, todos guardaron silencio y tuve que retirarme toda la tarde a estar solo caminando por el pueblo, hasta que mi novia me fue a buscar para cenar, momento en que todo seguía como siempre y nadie comento mi pregunta ni sentí algún comportamiento diferente.

Yo se jugar al Canizillo. Pero solo les puedo contar que es lo que pasa cuando alguien gana y “hace canizillo”. Quizás algún día nos encontremos en sueños y ahí podamos conversar largamente de este juego que es otra de los grandes placeres de Maitenes. En las tardes, la gente sale de sus casas se sienta en pequeñas bancas en la calle, come sandía, melones u otras frutas y se conversa largamente acerca de cómo se jugó hoy, que nuevas reglas se impusieron, cuales fueron las estrategias y una infinidad de otros temas…

Desperté y sentí nostalgia de esos pueblos del interior.