sábado, septiembre 06, 2008

NÁUFRAGO EN AGUA Y TIERRA

Dos noches seguidas soñé que era un náufrago. Primero en medio de un gran lago que se había formado luego de un gigantesco temporal con impresionantes desbordes de ríos. La otra era en un mar austral en medio de canales. En los dos sueños las aguas eran calmas y cristalinas, pero tenían corrientes que era necesario atender.

En la primera ocasión iba con una mujer y decidimos nadar a la orilla de una especie de isla. “Ahí quizás encontremos ropa seca y comida, y tal vez podamos encender un fuego decente” le dije. Las corrientes amenazaban nuestro objetivo y yo pensaba en la posibilidad de morir de hipotermia, pero no se lo decía a mi compañera de penurias y me daba ánimo razonando que eso no ocurriría porque la orilla estaba cerca y de vez en cuando el sol pegaba fuerte.

En el segundo sueño íbamos con un amigo arriba de unas frágiles balsas y las corrientes nos tenían a su merced. El paisaje era helado y patagónico, pero de pronto una de las corrientes nos llevaba a una orilla desde donde se veía un bosque casi tropical. No recuerdo mucho.

Eran sueños uno tras otro.

Después pasaba a otro sueño en que se supone íbamos a un recital donde tocarían la “nueva canción de la muerte”. No sabía quién tocaría pero todos comentaban que iban a cantar esa canción. Creo que tuvimos que cruzar por un puente y llagábamos a una comuna periférica, o cerca del aeropuerto. Luego estaba dentro de una casa donde una niña me ofrecía fumar y fumar marihuana. Yo no conocía a nadie, era ya de noche y yo tenía que volver. Preferí entonces no seguir avanzando a ir a escuchar la “nueva canción de la muerte”. Todos estaban locos por escucharla pero yo ya no.

Salí de esa casa entonces y no sabía ni donde estaba, y camine por calles deshabitadas y al primero que encontré le pregunte donde tomar locomoción para volver al centro de la ciudad. Así que camine en la dirección indicada y por suerte había gente todavía que esperaba algún móvil.
Desperté cuando por la ventana iba viendo las calles cada vez más iluminadas.
Desperté con una tremenda nostalgia…