Roberto con zapatos descambiados camina hacia los Vergara-Toledo
Me acuerdo que estaban bombardeando nuestras casas. Era de esperar.
Era el 29 de marzo de, quizás 1992 ó 1993... En fin... Fueron a avisarle al Roberto: La casa de los Vergara-Toledo está rodeada de policías, dijeron.
Mientras tanto sonaban sirenas, bombas de ruido, gritos, balazos, consignas.
Entonces salimos con Roberto, caminamos por calle Yelcho, por la vereda norte de 5 de abríl, hasta lo casa de los Vergara. No había luz. Y la preocupación por el suelo firme me hizo darme cuenta que Roberto iba con los zapatos descambiados.
El me dijo: me aprietan estos zapatos, no se si es por el miedo o porque con el apuro me los puse al revés y se rió con su risa de opera y nerviosismo.
A 50 metros de nuestro objetivo, vimos que la casa estaba rodeada de tanquetas, caballería policiaca, y pacos con toda su indumentaria represiva.
Yo no sabía bien. Solo iba guiando a Roberto para que no se cayera, preocupado del irregular camino y de la poca luz.
Entramos a la casa de los Vergara-Toledo, donde se vivía una desesperación enorme.
Le explicaron a Roberto fue que estaban rodeados por la represión, que tiraban lacrimógenas, que amenazaban…
Roberto pidió el teléfono, y llamó al intendente de Santiago Fernando Castillo Velasco. Hablaron por un momento.
Creo que en unos minutos ocurrió un silencio y se vio que la policía se retiraba.
Quizás a 30 minutos tocó la puerta el intendente y entró. Venia abrigado, su voz ya era esa que se apagaba.
Saludó a todos. Y señaló que había ordenado el retiro de las fuerzas policiales.
No me acuerdo más.
NO DESPERTÉ…
Era el 29 de marzo de, quizás 1992 ó 1993... En fin... Fueron a avisarle al Roberto: La casa de los Vergara-Toledo está rodeada de policías, dijeron.
Mientras tanto sonaban sirenas, bombas de ruido, gritos, balazos, consignas.
Entonces salimos con Roberto, caminamos por calle Yelcho, por la vereda norte de 5 de abríl, hasta lo casa de los Vergara. No había luz. Y la preocupación por el suelo firme me hizo darme cuenta que Roberto iba con los zapatos descambiados.
El me dijo: me aprietan estos zapatos, no se si es por el miedo o porque con el apuro me los puse al revés y se rió con su risa de opera y nerviosismo.
A 50 metros de nuestro objetivo, vimos que la casa estaba rodeada de tanquetas, caballería policiaca, y pacos con toda su indumentaria represiva.
Yo no sabía bien. Solo iba guiando a Roberto para que no se cayera, preocupado del irregular camino y de la poca luz.
Entramos a la casa de los Vergara-Toledo, donde se vivía una desesperación enorme.
Le explicaron a Roberto fue que estaban rodeados por la represión, que tiraban lacrimógenas, que amenazaban…
Roberto pidió el teléfono, y llamó al intendente de Santiago Fernando Castillo Velasco. Hablaron por un momento.
Creo que en unos minutos ocurrió un silencio y se vio que la policía se retiraba.
Quizás a 30 minutos tocó la puerta el intendente y entró. Venia abrigado, su voz ya era esa que se apagaba.
Saludó a todos. Y señaló que había ordenado el retiro de las fuerzas policiales.
No me acuerdo más.
NO DESPERTÉ…
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